miércoles, 17 de junio de 2020

Rincón de los recuerdos: Taller de poesía infantil.


Se me ha ocurrido dedicar un pequeño rincón del blog para recordar momentos estupendos vividos hace algunos años. Espero que os guste.

En el año 2010 tuve la oportunidad de realizar un proyecto junto con la Fundación Ecoem y la Biblioteca Pública Infanta Elena.
Fueron dos talleres de poesía con niños de la barriada sevillana de las Tres Mil Viviendas. Lo recuerdo con mucho cariño porque ellos disfrutaron con las actividades que hicimos y con la visita a la biblioteca. Y además aunque no me conocían de nada, al finalizar me abrazaban y me llamaban “Seño”.





Al preparar los talleres pensé que sería más interesante que los niños conocieran la obra de autores sevillanos, así que seleccioné a Antonio Machado, Gustavo Adolfo Bécquer y Antonia Díaz Fernández ¡casi nada!
En el primer taller aprendimos cosas sobre Antonio Machado. Leímos una poesía y ellos la interpretaron a través de sus dibujos ¡y quedaron muy bonitos!

La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.

Ha pasado un caballero
–¡quién sabe por qué pasó!–
y se ha llevado la plaza,
con su torre y su balcón,
con su balcón y su dama,
su dama y su blanca flor.




Conocimos los Proverbios y cantares, el refranero popular, creamos juntos poemas con recortes de periódicos, se hizo un ejercicio de dramatización, buscamos recursos poéticos… ¡Aún no sé cómo nos dio tiempo a tanto!

En el segundo día conocimos la obra de Gustavo Adolfo Bécquer y Antonia Díaz Fernández (ambos autores del siglo XIX). Se les comentó que durante esa época ocurrió un movimiento cultural llamado Romanticismo que influyó a los dos poetas y que algunos de los temas característicos fueron el amor, la libertad, la rebeldía, el desengaño, la muerte, la mujer, los fantasmas, las ruinas, los piratas y los bandoleros.




Las actividades fueron desde caligramas, el juego del teléfono (pero utilizando un poema de Bécquer ¡imaginaos!), crear sus propios poemas, dibujar mandalas usando platos de plástico como moldes..

Pero no os preocupéis que hicimos descansos para desayunar (la Fundación llevó de todo y nos lo comimos en un patio interior de la biblioteca).





También tuvieron tiempo de elegir libros y dedicar un rato a disfrutar con ellos.
La vuelta a casa la hicimos en un bus que la fundación había concertado para su traslado.
 La despedida fue triste. Ellos se fueron con un libro de regalo y yo con todo el cariño que me dieron en esos días.



No hay comentarios:

Publicar un comentario